Por ejemplo, ser peluquero puede ser bastante peligroso. Al emplear cada día una gran cantidad de elementos químicos, los profesionales del cabello comienzan a sufrir de dermatitis de contacto y otras enfermedades de la piel. Pero además, los químicos entran en el sistema respiratorio, causando desde dolencias leves hasta asma.
La enfermería es también una profesión muy delicada. El estrés que sufren los profesionales, quienes en muchos casos sufren faltas de respeto de doctores y pacientes, es bastante perjudicial para la salud. Según varios estudios, las posibilidades de sufrir un infarto agudo de miocardio es mucho mayor entre enfermeros y enfermeras. Esto afecta especialmente a mujeres menores de 50 años.
Curiosamente, el síndrome del túnel carpiano, habitual entre las personas que trabajan sentadas frente a computadores también afecta a otras profesiones, como los jugadores de bolos, los bateristas y los carniceros.
Los veterinarios también padecen numerosas enfermedades, y no solo a causa de los rasguños y los mordiscos de los animales. Una de las condiciones más comunes es el empeine, una enfermedad del cutis, que lo pone áspero y encarnado, causando picor. Otra enfermedad, mucho más rara y peligrosa, es la fiebre Q, una patología que se ha encontrado en veterinarios australianos y que provoca fiebre, dolor en los músculos y tendones, cefaleas y fotofobia.
Los pintores también sufren mucho a causa de los químicos empleados en los oleos y pinturas. Respirar constantemente esta clase de sustancias puede generar anemia, insuficiencia renal y deficiencia en el aparato gastrointestinal y en el sistema nervioso.
Y, por último, los trabajadores nocturnos. Sin importar la profesión, las personas que desempeñan su labor de noche arrastran muchos problemas de salud. Este horario afecta especialmente a las mujeres, quienes tienen un 60% más de probabilidades de padecer cáncer de pecho que sus colegas diurnas.
Esto se debe a la falta de 'hormonas del sueño' en el cuerpo, que regulan la síntesis de esteroides sexuales. Los hombres también tienen un 33% más de posibilidades de sufrir de cáncer de próstata.
