Antes de la guerra, en Beni Zeid hubo decenas de fábricas textiles, pero en tres años de la ocupación los yihadistas reubicaron las empresas y convirtieron talleres en laboratorios para producir municiones.
Los civiles que regresan a Alepo no se enfrentan con el déficit de alimentos, debido a la ayuda humanitaria rusa que se suministra por varias carreteras en el sur, controladas por el Ejército sirio.
"El Centro ruso la Reconciliación en Siria monitorea lo que necesitan las personas, se acerca el invierno y suministramos ropa abrigada", dijo el portavoz del centro, Danil Richkov.
Los terroristas rehusaron abandonar Alepo y tampoco dejaron que salieran los civiles, amenazándoles de muerte.
El pasado 23 de octubre, al expirar la pausa, el Ejército sirio y las milicias populares iniciaron una operación a gran escala contra las posiciones de los terroristas en el sur de Alepo.