En todos los casos se trataba de aviones rusos que se dirigían al enclave de Kaliningrado (la región más occidental de Rusia separada del resto del país) y que procedían de la parte continental de Rusia, o que volvían a la parte continental desde Kaliningrado.
En algunos casos, los aviones volaban de acuerdo con los planes de vuelo presentados con antelación, y en algunos casos sin estos planes.
Además, algunos de los aviones rusos tenían los transpondedores apagados y no mantenían comunicación con el centro de control de vuelos.
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Estonia, Letonia y Lituania que se incorporaron a la OTAN en 2004, carecen de aviones para patrullaje aéreo, por lo que esta misión corre a cargo de otros aliados, cuyos pilotos hacen guardia por turnos desde una base próxima a la ciudad lituana de Siauliai y, a partir de 2014, desde la base aérea de Amari en Estonia.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha declarado en reiteradas ocasiones que todos los vuelos de los aviones de la Fuerza Aeroespacial rusa se realizan observando las normas internacionales sobre aguas neutrales y sin violar las fronteras aéreas de ningún país extranjero.