Los detectives belgas que investigan el caso detectaron que las últimas transferencias a las cuentas de los extremistas tuvieron lugar unas tres semanas antes de los atentados.
El director de la Célula de Tratamiento de Información Financiera contra el blanqueo de capitales, Philippe de Koster, advirtió que, aunque no hay pruebas directas de que esos recursos hayan sido empleadas para costear los ataques, "las ayudas sociales les brindaban medios de supervivencia y se convirtieron en un medio de apoyo indirecto de su actividad terrorista".
El periódico asegura que los atentados en Bruselas requirieron unos 3.000 euros, mientras que la preparación de los ataques parisinos salió costando hasta 30.000 euros.