Las autoridades estadounidenses violan constantemente los derechos humanos que ellas mismas llaman a respetar en todo el mundo, denunció el piloto ruso Konstantín Yaroshenko a la agencia Sputnik.
"Intentan liquidarme para ocultar los crímenes de la Administración para el Control de Droga (DEA, por sus siglas en inglés). Para ellos ‘si no hay persona', ‘no hay problemas'", afirmó el preso ruso.
Tras la operación, Yaroshenko fue privado de cualquier período de restablecimiento. Inmediatamente al despertarse de la anestesia fue trasladado a la prisión, donde tampoco estuvo bajo vigilancia médica.
"No me suministraron las drogas prescritas por los médicos. Necesitaba de manera urgente un analgésico a base de novocaína pero no recibí nada hasta que casi perdí la conciencia del dolor", recuerda el piloto ruso.
El objetivo de este maltrato es presionarle y, finalmente, conseguir su muerte, opina Yaroshenko. "En ninguna ocasión mentí sobre las condiciones de mi detención. Me echaron en una celda de castigo varias veces por mis comentarios negativos sobre EEUU. ¡Vaya derechos humanos!", denuncia el preso.
El cónsul ruso y los diplomáticos de la Embajada de Rusia en EEUU están en contacto permanente con Yaroshenko, y a veces solo con su intervención es que se ha conseguido aliviar las condiciones de detención del piloto ruso, destaca el preso.
"No he visto a mi esposa ni a mi hija desde hace 5 años. Quisiera verles antes de que me torturen hasta la muerte", dijo Yaroshenko.
El piloto ruso fue detenido en Liberia en 2010 por una supuesta intención de traficar drogas desde África a Latinoamérica. Permaneció en una prisión liberiana antes de ser trasladado a EEUU, en donde fue condenado a 20 años de cárcel en 2011. El Ministerio de Exteriores de Rusia en varias ocasiones reiteró su preocupación por la salud de Yaroshenko, y llamó a las autoridades estadounidenses a respetar el derecho del ciudadano ruso a la asistencia médica.
El mismo Yaroshenko se declara inocente y denuncia la falsificación de pruebas por parte de EEUU, la mentira directa de los agentes de la DEA, así como de una investigación real de su caso. También declara haber sufrido torturas, maltrato y discriminación tanto en Liberia como en EEUU.
