Rusia, el enemigo estrella
Los rusos en varias formas —desde mafiosos y malvados hasta espías y el Ejército— gozan de fama por figurar extensamente en la lista de los "enemigos de EEUU" en una multitud de películas de Hollywood.
La época de la guerra fría dio a luz a decenas de filmes con antagonistas rusos, como "Amanecer rojo" (1984), "La caza del Octubre Rojo" (1990) y muchos otros que inventaron ridículas versiones de la vida de los soviéticos.
En las primeras décadas tras el fin de la guerra fría las películas estadounidenses probaron con otros posibles enemigos, por ejemplo con Corea del Norte —con el rehacer del "Amanecer rojo" (2012) y "Ataque a la Casa Blanca" (2013)—. Sin embargo, Rusia nunca dejó el primer lugar para los guionistas estadounidenses como el enemigo más popular.
Lo único que necesitaron fue cambiar el ángulo o la época del conflicto, porque una demonización directa ya era "forzada", es decir, "menos creíble".
Matices pequeños, pero importantes
Los únicos países que han derribado satélites existentes han sido EEUU en los años 1985 y 2008, y China en 2007. La prueba de China, de hecho, generó una nube de desechos potencialmente peligrosos para los satélites en la órbita, lo que coincide con el argumento de "Gravedad".
En una película histórica reciente, "Puente de espías" (2015), también exitosa, los guionistas decidieron deshacerse de varios hechos importantes para mantener el drama. El filme cuenta la historia del primer intercambio de espías y prisioneros entre la URSS y EEUU —el espía soviético Rudolf Abel contra el piloto estadounidense Gary Francis Powers—. El intercambio fue negociado por el abogado estadounidense, James Donovan.
Mientras la situación reflejada se acerca a la realidad, son los matices del guión los que modifican la percepción del espectador.
Primero, James Donovan no fue un mero "abogado de seguros", como afirma la película. Fue oficial de la Armada y asistente del fiscal estatal de EEUU durante el proceso de Núremberg en 1945, es decir, fue un abogado de categoría con vínculos con la Defensa estadounidense.
Segundo, Gary Powers no fue un espía. Fue un piloto de un avión de reconocimiento, y por definición no poseía datos cruciales para la URSS. Tal vez por esta razón el oficial estadounidense colaboró activamente con las autoridades soviéticas y tachó su crimen de "grave" y "digno de un castigo" (01:35 en el vídeo).
Tercero, Rudolf Abel no fue descubierto por la FBI tras una investigación. Fue traicionado por otro agente, Reino Häyhänen, que se había rendido a los estadounidenses. Abel no colaboró con EEUU y negó por completo sus vínculos con la URSS, incluso su propio intercambio por Powers fue negociado a través de intermediarios. Su destino no quedó desconocido, al contrario de lo que supuso la película. Rudolf Abel regresó a la KGB como consejero y profesor después de restablecerse e incluso protagonizó la película soviética "Estación muerta" (1968).
Finalmente, no fueron los soviéticos los que iniciaron las negociaciones. Donovan planteó en la corte que encarcelar a un espía sería útil para un futuro intercambio. Cuando el caso de Powers salió a la luz, el abogado junto con el agente de la CIA, Milan Miskovsky, se ocupó del proceso vía intermediarios.
En general, cada modificación de la historia en "Puente de espías" parece de poca importancia. Sin embargo, el subtítulo "Basado en sucesos reales" para muchos espectadores que no están interesados en la historia, crea una imagen que se distancia de los hechos reales.
En este aspecto el talento del director y de los actores, así como el deseo de los guionistas de introducir más tensión hace —por casualidad o deliberadamente— que un cuadro modificado de la realidad se fije en la memoria.