La "revolución naranja" fue una campaña de protestas, huelgas y otros actos de desobediencia civil organizados por los adeptos del expresidente ucraniano, Víctor Yúschenko, candidato por la oposición en las elecciones presidenciales de 2004, que fue declarado su ganador.
Las revoluciones de colores es el nombre común para denominar las protestas que han conducido al cambio de Gobierno en ciertos países, como la "revolución de rosas" en Georgia en 2003, la de "tulipanes" en Kirguizistán en 2005 y otras.
Los expertos consideran que estas revoluciones, que comienzan como manifestaciones pacíficas y después suelen desembocar en violencia, son apoyadas directamente por países occidentales, sobre todo EEUU, y que las nuevas autoridades que suben al poder actúan después como exponentes de intereses occidentales.
Surgió el concepto de "exportación de revoluciones de colores" para denominar la pretensión de influir sobre la política de otros Estados por medio de prestar apoyo a sus movimientos de oposición.