Jeremy Corbyn denunció la "directa intromisión en cuestiones políticas" del general Sir Nicholas Houghton, quien declaró a la BBC que el líder de la oposición no es una persona apta para gobernar Reino Unido debido a su defensa del desarme nuclear unilateral.
Pero el portavoz de Cameron respondió señalando que el comentario del alto cargo militar "no fue personal" sino su opinión "sobre la credibilidad del efecto disuasorio" de los misiles nucleares.
"Es razonable que, como principal asesor militar del gobierno, el Jefe del Estado en Defensa hable sobre cómo preservar la credibilidad de una de las más importantes herramientas en nuestro arsenal", sostuvo Downing Street.
Tras ganar el liderazgo laborista, el pasado setiembre, Corbyn dijo que nunca daría la orden de atacar con la flota de submarinos atómicos, cuya base está en Escocia.
El veterano pacifista y presidente de la Campaña por Desarme Nuclear (CND) va a remitir una carta al ministro de Defensa, Michael Fallon, "urgiéndole a tomar medidas para asegurar que se respete la neutralidad de las fuerzas armadas".
"En una democracia es esencial que los militares se mantengan políticamente neutrales en todas las instancias", recordó Corbyn en un comunicado.
El líder laborista denunció a continuación que el general Houghton "claramente ha infringido este principio constitucional al tomar una posición en público sobre argumentos políticos de actualidad".
El futuro de las armas nucleares de Reino Unido es una de los debates centrales entre políticos y sectores de la población.
El parlamento de Westminster debe decidir en 2016 si apoya el proceso de renovación del sistema estadounidense de misiles Trident instalados en cuatro submarinos, con base en Escocia.
Corbyn se opone al proyecto contra la posición formal de su propio partido, contraria al desarme unilateral.
El líder de la oposición obtuvo una limitada victoria con la renuncia de la rama escocesa del laborismo a la modernización de la flota nuclear adoptada por mayoría de votos durante el congreso celebrado en Perth el pasado 1 de noviembre.
Esta posición no implica, al menos de momento, un cambio de rumbo en la estrategia política nacional del Partido laborista.