"Evitamos lo peor, no porque fuéramos excesivamente sabios, sino porque teníamos miedo", declaró en una entrevista al diario Le Soir.
Para Juncker, Grecia "se equivoca al sentirse humillada, porque la Comisión (Europea) lo ha hecho todo para limar asperezas".
Por otro lado, el jefe del brazo ejecutivo europeo reconoció una "ruptura de hecho de los vínculos de solidaridad" en la Unión Europea, que se puso de relieve, no solo en el caso de Grecia sino en la negativa de algunos países a acoger inmigrantes irregulares procedentes de África y Oriente Medio.
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"Los viejos demonios, los resentimientos nacionales contra otros, todavía están vivos", lamentó.
El rechazo que sienten los europeos de a pie hacia la UE se origina en el hecho de que la política comunitaria no se explica debidamente, a juicio de Juncker.
La semana pasada, tras 17 horas de intensos debates, los líderes de los países del euro aprobaron unánimemente un nuevo rescate a Atenas que le permite seguir en la moneda única europea.
El programa de ayudas, el tercero ya, prevé conceder al país heleno entre 82.000 y 86.000 millones de euros durante tres años.
Tres días después del acuerdo, el Parlamento griego apoyó un proyecto de ley sobre las medidas urgentes a tomar para continuar las negociaciones y alcanzar un acuerdo con el Mecanismo Europeo de Estabilidad.