"El método es seguro, productivo y no invasivo", declaró en su artículo, publicado en la revista científica Analyst.
Según el estudio, cuando una persona consume cocaína, la benzoilecgonina y la cinamato metilecgonina (los metabolitos) se manifiestan casi enseguida en las huellas dactilares al aplicar un líquido especial.
Bailey afirma que las pruebas son imposibles de falsificar y son "mucho más higiénicas que las de sangre o saliva".
Para analizar las huellas dactilares, Bailey y su equipo emplearon los espectrómetros de masas.
Ahora, según la investigadora, "las empresas están diseñando unos dispositivos de menor tamaño para hacer posible, en un futuro, la creación de sistemas portátiles" para llevar a cabo pruebas de este tipo.