La Agencia Nacional del Crimen (NCA) de Reino Unido, que condujo la investigación, advierte que la desmantelada red de pederastas tenía "tentáculos por todo el mundo".
La información sobre el múltiple caso, que incluye más de cien ficheros con datos de Inteligencia, ha sido compartida con agencias internacionales de policía "en cada continente", según confirma la nota oficial.
La investigación comenzó en septiembre de 2014 cuando uno de los ahora convictos, Adam Toms, admitió que había abusado sexualmente de un niño en edad preescolar.
La NCA pudo así hilar una trama del "peor tipo de serio crimen organizado" destapado en el Reino Unido.
"Rara vez vemos un comportamiento criminal de abuso sexual con menores de semejante magnitud", señaló Graham Gardner, subdirector de investigaciones en la NCA.
Los depredadores engatusaban a los padres de sus víctimas hasta ganarse su confianza y, en al menos una instancia, tuvieron en su objetivo a una mujer embarazada.
En los mismos foros electrónicos se intercambiaron consejos sobre la dosis de barbitúricos que podrían dar a un niño dependiendo de su edad para someterle a atrocidades sexuales.
Tres de los siete convictos –Robin Hollison, de 30 años, Matthew Stansfield, de 34 y David Harsley, de 51– tenían antecedentes penales y estaban inscritos en el registro de pederastas del Reino Unido.
Los detectives de la NCA sospechan que la red puede tener ramificaciones internacionales, establecidas a través de los siete pederastas británicos cuyos casos quedaron vistos para sentencia.
"Cuesta encontrar palabras para describir las actividades de estos individuos y el daño que han causado. Las familias de estos niños han sufrido un calvario horroroso", señaló Greg McGill, responsable de división penal de la fiscalía británica.