"El Gobierno pakistaní debe mostrar sabiduría reconociendo que la pena capital, según las múltiples evidencias, no frena la delincuencia y uniéndose al número creciente de los países que la cancelaron", dijo el subdirector de HRW en Asia, Phelim Kine, citado en un comunicado en la página web de la organización.
Además destacó que esa decisión "irreflexiva" de abandonar la moratoria sobre la pena capital pone en riesgo la vida de miles de personas.
La pena de muerte, continuó, es "una condena cruel e irrevocable más que una solución política".
HRW estimó que alrededor de 8.000 presos pakistaníes están en el corredor de la muerte, siendo esta cantidad una de las más altas del mundo.
La legislación pakistaní contempla la pena de muerte en 28 tipos de crímenes, incluidos los de asesinato, violación, traición y blasfemia.
Pakistán levantó parcialmente la moratoria en diciembre pasado para los civiles condenados por terrorismo tras un ataque talibán a una escuela en Peshawar, noroeste del país, que se saldó con 148 muertos, en su mayoría menores de edad.
Desde entonces se realizaron más de veintena de ejecuciones en el país, la última de los cuales se produjo este jueves.
