Los datos que manejan Bunn y Sascha Nolden se basan en los diarios de Ferdinand von Hochstetter, un geólogo germano-austríaco que tomó anotaciones sobre la localización y aspecto de las terrazas naturales en el siglo XIX, antes de que en 1886 el monumento natural fuese aparentemente arrasado por la erupción volcánica del monte Tarawera, cerca del lago Rotomahana.
"Nuestra investigación se basa en los únicos datos de que se dispone de esa parte de Nueva Zelanda y por eso estamos convencidos de que podemos confiar en su cartografía", dice Bunn en The Guardian, que afirma también que Hochstetter era un geólogo muy competente.
"Las terrazas se convirtieron en la atracción turística más importante del hemisferio sur y del Imperio Británico y recibían embarcaciones repletas de turistas provenientes del Reino Unido, de Europa y de América", explica Bunn, que añade que el problema para localizarlas siempre ha estado en que el gobierno neozelandés de ese tiempo nunca se preocupó de cartografiarlas, por lo que se desconocía su latitud y su longitud.
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Las Terrazas Rosas y Blancas estaban situadas en los bordes del lago Rotomahana de la Isla Norte y atrayeron a multitudes de turistas durante la segunda mitad del siglo XIX. Eran en realidad extraordinarias cascadas rosas y blancas de agua templada.
Bunn y Sascha Nolden han recibido multitud de ofertas para formar un equipo de investigación y poder explorar el lago Rotomahana. Están convencidos de que, a pesar de encontrarse bajo las cenizas de un volcán del siglo XIX, las terrazas podrían estar en buen estado.