Los irresponsables son noticia en tiempos de coronavirus. Los transeúntes sin mascarilla, los botellones y las fiestas clandestinas se han convertido en el día a día de programas, informativos y redes sociales. Pero, en esta avalancha de insensatez no todo se basa en alcohol, aglomeraciones y escupitajos. Existe un mundo más allá de la pandemia y solo bastan dos personas.
Así, la Policía Nacional detuvo a un joven que conducía a más de 200 kilómetros por hora por la A-42, autovía que discurre entre Madrid y Toledo. Pero, además de superar la velocidad máxima permitida, el conductor no dudaba en soltar las manos del volante y bailar al ritmo de la música que sonaba en su equipo.
El conductor está acusado por un delito contra la seguridad del tráfico. El copiloto no, aunque comparte algo con su compañero: la palabra temeridad.