Al recordar que las sanciones eran una reacción a la "anexión de Crimea y la desestabilización en el sureste de Ucrania" y señalar que "las circunstancias existentes no dan motivo" para plantear en la UE el cambio de la política de sanciones, el presidente de la OSCE reiteró que la revisión de las sanciones depende del "cumplimiento cabal de los Acuerdos de Minsk".
Desde 2014, la Unión Europea, EEUU y varios países de su órbita mantienen una serie de restricciones sectoriales contra Rusia por su supuesta implicación en el conflicto del este de Ucrania, reiteradamente negada por Moscú.
Rusia, que defiende la legalidad de la reincorporación de Crimea a su territorio y rechaza ser una parte del conflicto interno en Ucrania, declaró en más de una ocasión que es contraproducente hablar con ella en el lenguaje de sanciones.
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Últimamente en Occidente se expresa con frecuencia la opinión sobre la necesidad de levantar las sanciones antirrusas.