Ante la llamada de Sputnik, el comisario Paulo César Jardim, encargado de las investigaciones sobre la actuación de neonazis en el estado del Río Grande del Sur, en Brasil, expresó desconfianza. Le pareció "raro" que una agencia rusa de noticias contactara a su celular para pedir informaciones respecto de una investigación sigilosa sobre un supuesto reclutamiento de jóvenes brasileños para actuar en actividades paramilitares y extremistas en Ucrania.
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De acuerdo con el comisario jefe, había la sospecha de que estaban fabricando una bomba. "Detectamos un laboratorio, pero que no tenía condiciones para ello", contó Jardim a Sputnik. El agente insistió que las investigaciones siguen bajo secreto de Justicia y solamente aceptó informar que todos los interrogados desde entonces están en libertad mientras son procesados por atentar contra la ley que prohíbe "producir, vender y difundir propaganda nazi", entre otros delitos.
Jardim dijo haber encontrado en esos años a una legión de tatuados con suásticas y frases como "I hate your face" (Odio a tu cara, en español). "Empecé a estudiar toda la filosofía que ellos defienden para interrogarlos y conversando con ellos percibí que están aburridos del movimiento brasileño que se resume a exhibir tatuajes y enfrentarse a la Policía y a la cárcel en casos más extremos", comentó.
"¿Por qué Ucrania?, era una pregunta que me intrigaba. Ellos quieren ser guerrilleros urbanos y sueñan con morir en combate, algunos me lo han contado. Hay quienes juren haber conocido a gente que fue a luchar en conflictos por allá sin que sus informaciones pudieran ser comprobadas. Parece algo como una leyenda urbana. Lo cierto es que ellos argumentan que 'en la sociedad capitalista financiada por los judíos' no han encontrado espacio para cumplir su sueño casi romántico de morir luchando", contó el comisario.
"Les pregunto cómo puede ser placentero odiar y causar dolor, hacer a alguien sangrar, pero ellos me lo contestan con una naturalidad absurda. 'Cuando se mata una cucaracha uno no siente pena porque se trata de una especie inferior, al igual que el negro, el judío y el homosexual'", recordó algunas de las palabras de los interrogados.
Para Jardim, la existencia de simpatizantes de ideologías nazistas y fascistas en la región sur del país remonta a la inmigración alemana e italiana en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando el entonces presidente brasileño, Getúlio Vargas, se mostraba más afín al líder alemán Adolf Hitler, hasta que al fin se posicionó en su contra.