En su informe sobre los bombardeos estadounidenses del 16 de marzo en Alepo, HRW pone de manifiesto que las tropas norteamericanas no pudieron determinar que el blanco de sus bombas era una mezquita en la que los fieles se habían congregado para orar.
Ole Solvang, vicedirector de HRW, instó al Gobierno estadounidense a "aclarar lo sucedido, empezar a hacer sus deberes antes de iniciar sus ataques y garantizar que no vuelva a suceder".
El CENTCOM (Comando Central del Ejército estadounidense) admitió en marzo que fue atacado un edificio adyacente a la mezquita de Al Jinah.
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Más tarde el Pentágono rechazó que la coalición que lidera bombardeara la mezquita, sin embargo, reconoció que el objetivo estaba situado cerca del templo.