Lo hizo en el parque nacional de Lencois Maranhenses, en el noreste de Brasil, donde decidió añadir un poco de aventura a su descanso playero en una laguna de agua fresca.
Karla se acostó en la cima de una duna de arena, y bajó rodando al agua cristalina. Este parque natural tiene un área de más de 150.000 hectáreas y es conocido por sus altas dunas, donde las lluvias crean lagunas de agua dulce.
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