En la grabación se puede apreciar cómo varios soldados se acercan a un maniquí y le clavan las bayonetas de sus fusiles. Al hacerlo los militares producen ruidos demasiado exagerados. Sin embargo, se puede reconocer el mérito de su flexibilidad y la fuerza de sus cuerdas vocales.
"Sus gritos son inigualables y, sin duda, pueden desempeñar el papel de una seria arma psicológica", ironiza el medio ruso Rossiyskaya Gazeta.
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