"Encontramos a una manada de 12 perros salvajes —cuatro adultos y ocho cachorros— y los estuvimos observando durante una hora mientras jugaban. En un momento dado, los cuatro adultos salieron a cazar. Los habíamos seguido escasos minutos cuando encontraron a una liebre escarbando bajo la tierra. Lograron atraparla a unos 500 metros dentro de la madriguera de un oso hormiguero", ha explicado Pieter van Wyk, uno de los 'rangers' de la reserva.
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Una vez entre sus fauces, los perros salvajes —también llamados licaones o lobos pintados— empezaron a zarandear al animal. Los cuatro comenzaron a enzarzarse en un tira y afloja que acabó de la peor manera para la liebre: partiéndose por la mitad.