Después del partido, la fiesta continuó por las calles de la capital rusa. En medio de la celebración, los hinchas fueron testigos de cómo un vehículo transportaba a un oso con una vuvuzela —una especie de trompeta o corneta, utilizada por los aficionados para animar a sus equipos—.
El tráfico se quedó detenido mientras los sorprendidos transeúntes filmaban al animal.