El australiano de 46 años, llamado Mathew Orlov, lo pescó en las costas de Victoria, en Australia. No dudó en agarrar un cuchillo y abrirle el vientre al animal. La operación duró nueve minutos, según explica. Asegura que el tiburón estaba ya muerto cuando lo subió al bote y que mostraba marcas de haber sido atacado por otro tiburón más grande.
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"Cuando vi que en el vientre se movía algo, el instinto me dijo que hiciese algo. Nunca había hecho nada semejante, pero llevo pescando lo suficiente como para saber que había que sacar a las crías lo antes posible", ha dicho Orlov, citado por DailyMail.
Después de rescatar a las crías y lanzarlas al mar, Orlov cocinó a la madre y se la comió.
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