Kapánina, ganadora de numerosas competiciones internacionales, empezó a manejar aeronaves de manera casual. La mujer se aficionó a la aviación cuando se enamoró de un piloto.
A pesar de que Kapánina estudió farmacia, eso no había impedido que su nombre entrara en el libro Guinness de los Récords. La habilidosa mujer ha sido reconocida como la mejor piloto acrobática del mundo.
La rusa cuenta con tantos títulos que ni siquiera puede nombrarlos todos. La aviación no dejó de ser su afición, ni siquiera después del fallecimiento de su esposo. Según Kapánina, el pilotaje le ayudó a seguir adelante.