En plena escalada de tensiones entre dos gatos y justamente en el momento del primer choque, la aparición de un tercer actor felino en la escena resultó ser lo que se necesitaba para lograr la distención.
En vez de ponerse entre las partes beligerantes como policía antidisturbios, el gordito optó por 'caerse' repentinamente al suelo.
Los felinos, perplejos con la maniobra inesperada, de inmediato perdieron su ánimo combativo, y la paz prevaleció.
Quizá una buena lección para todos, aunque está por ver si admiten llevar gatos al Consejo de Seguridad de la ONU.
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