El niño, que aparentemente acababa de 'pescar' un pececito de juguete, se vio afectado después de que una serpiente literalmente le arrebatase su trofeo. Después de soltar unas cuantas lágrimas de cocodrilo, su padre le prometió salir a pescar otro 'amiguito'.
"¿Esta vez nada de serpientes?", preguntaba el niño después de dar varios saltos de alegría.
Al final, el único que parece haber terminado mal en esta corta historia, ha sido el pobre pez.