Sin embargo, una vez que te adentras en este modesto local de la Prefectura de Tochigi, te espera una sorpresa: los camareros humanos han sido reemplazados por macacos. O, para ser exactos, por la mona Fuku-chan, entrenada para imitar los servicios de un camarero común y corriente.
Esta pequeña macaca en camisa y delantal te va a enamorar. A los clientes del restaurante se les anima a dejarle una propina de soja, mientras que el propietario de la taberna alimenta a sus empleados con plátanos como pago.