En esta época del año la nieve se derrite en esta región, creando un barro muy espeso que hace imposible el tránsito de autos normales por el terreno. No obstante, estas condiciones no supusieron ningún problema para los vehículos de combate de infantería BMP-2 y los tanques T-72B1.
Cuando el enemigo quedó exhausto y dejó de avanzar, los soldados de las unidades motorizadas rusas lanzaron una contraofensiva bajo la protección del blindaje de sus vehículos.
Las fuerzas terrestres fueron apoyadas por los helicópteros Mi-24P y Mi-8. Desde los segundos desembarcaron soldados de las tropas aerotransportadas en una zona montañosa para reconocer el terreno.
Al acercarse al campo de batalla, las aeronaves volaron a una altitud extremadamente baja para dificultar las tareas de defensa antiaérea del enemigo. Asimismo, para mantenerse a salvo los helicópteros emplearon bengalas a medida que lanzaban decenas de misiles no guiados contra el enemigo. Estas bengalas sirven de contramedida para los misiles guiados por infrarrojos.
A lo largo de estas maniobras —que duraron unas 24 horas— se emplearon activamente los drones Orlan-10 para reconocer la zona.