La tensión entre Rusia y Georgia aumentó durante la apertura de la 26 sesión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO) que aglutina a las delegaciones de 25 países, cuando un grupo de radicales irrumpió en el Parlamento georgiano y atacó al presidente del organismo internacional, el legislador ruso Serguéi Gavrílov.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre radicales y la policía.
Moscú rechazó categóricamente estas declaraciones y catalogó la agresión de "provocación rusófoba".