Según reveló el propio hombre, esta idea se le ocurrió mientras estaba en un pub. En cuanto al proceso de tuneo, duró alrededor de seis años. Primero, Watkins adquirió un motor a reacción Rolls Royce Viper 535 fabricado en 1978 e instalado anteriormente en un avión de ataque BAC Strikemaster. Luego, lo preparó para el tuneo, un proceso que duró unos dos años. En particular, lo decoró con detalles de aluminio y cromo. Asimismo, tardó seis meses en instalar el postquemador.
Más tarde, compró una furgoneta VW a un granjero de Oklahoma, y la completó con el propulsor.
La insólita turbofurgoneta de 5.000 caballos de potencia y de casi tres toneladas también cuenta con una barra de acceso al mantenimiento en su parte inferior, algo que permite al conductor cambiar la configuración del motor a reacción. Al mismo tiempo, es legal conducir el vehículo por la ciudad, ya que la furgoneta aún tiene su propio motor. De hecho, el interior de la cabina está en impecables condiciones.
Anteriormente, VW anunció la posibilidad de tunear estas furgonetas para convertirlas en unos vehículos eléctricos, que después de la modificación portan el nombre de e-Bulli. Esta versión es más lenta que la turbofurgoneta, pero es definitivamente más práctica en el día a día.