No es ahora cuando los investigadores se han dado cuenta de que se puede detener la luz. Ya es posible atrapándola dentro de cristales o en nubes de átomos ultrafríos, pero la investigación brasileña e israelí apunta a un método que funciona en una amplia gama de frecuencias y anchos de banda.
"Explicamos que un impulso de luz se puede detener en un punto en concreto, lo que permite 'congelar' el haz para más tarde 'descongelarlo' y, a la vez, conservar toda la información que transporte ese mismo impulso", señalan Alexéi Mailibáyev y su equipo del Instituto de Matemática Pura y Aplicada de Río de Janeiro.
Uno de los principales problemas a la hora de hacerlo resulta el hecho de que, por ahora, resulta imposible dirigir la luz hacia una determinada dirección de forma indefinida: cuando no se atenúa sola, se disipa o se mueve a su antojo. Los científicos han creído hasta ahora que el problema se podía solucionar de dos formas: haciendo que la luz se moviese en círculos y manteniéndola en un solo punto o reducirla a casi cero.
La investigación del equipo de Mailibáyev apunta a una tercera solución: detenerla en 'puntos excepcionales': uniones de dos modos de luz que se fusionan en guías de onda y que tienen un cierto tipo de simetría. Como resultado, la intensidad de la luz es constante y no se pierde información. El equipo señala que los parámetros de esos 'puntos excepcionales' se pueden ajustar, de manera que funcionen con cualquier frecuencia de luz. Una esperanza para que no solo se pueda utilizar luz, sino también ondas acústicas.
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El método tendría interesantes aplicaciones en la computación cuántica, según indican en la investigación.