“Se trata de tener conciencia de que lo que subimos a las redes sociales está expuesto a todo el mundo; es necesario que exista una responsabilidad en el uso de Internet desde el nivel más básico, para fomentar la ciberseguridad como una cultura”, señaló Palacios.
La protección de datos e información en la red debe tratarse de manera global e integral, porque “no se trata solo de actualizar herramientas tecnológicas que identifiquen y mitiguen amenazas, sino de educar y fomentar las alianzas público-privadas para avanzar hacia un trabajo conjunto”, comentó.
Gobiernos y ciberamenazas
En 2015, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública adquirió el programa de protección que ofrece Microsoft para los Gobiernos y que provee datos sobre amenazas de ciberataques en tiempo real, como manera de reforzar los sistemas en el ámbito tecnológico.
“Se monitorea un repositorio de millones de direcciones IP (siglas en inglés de protocolo de Internet) para ver si están siendo objeto de algún código malicioso o ataque de malaware (programa maligno)”, apuntó el abogado, quien destacó el carácter confidencial de los ataques que sufren los organismos públicos.
Tras detectar una situación anómala en el ciberespacio, los datos “se ponen a disposición del Gobierno y la entidad responsable se encarga de ver cómo responderá o como enfrentará esa amenaza”, explicó.
“El país ha avanzado, pero hay mucho todavía por hacer; la ley de delitos informáticos data de 1993 y, evidentemente, no se ajusta al fenómeno de Internet ni a la revolución digital que hoy existe”, aseveró el encargado de antipiratería de la multinacional para Chile, Argentina y Uruguay.
Expansión de delitos financieros
“Los ‘hackers’ ya no son los ‘nerds’ que están en un sótano infectando computadores; hoy hay verdaderas asociaciones ilícitas que se dedican al robo de identidad, usurpación de cuentas y sustracción de claves bancarias al mayor poder económico”, explicó.
En este ámbito, Palacios destacó la política de ciberseguridad que se estrena en Chile y que “asimila los sucesos del mundo digital al código penal”.
Pero indicó que los ilícitos mutan a un ritmo vertiginoso, lo que vuelve obsoletas las diversas precisiones jurídicas dispuestas en cualquier legislación.
