Esta muchacha se describe como: "una hacker británica de wetware sin rostro o género, sin dioses o dinero, a la que le gusta la gente, la ciencia y el transhumanismo práctico", según el perfil de su popular blog Sapiens Anonym, que ha recibido más de 600.000 visitas.
Destaca la BBC que "el término wetware es usado para describir la encarnación de conceptos de la construcción física conocida como sistema nervioso central y la construcción mental conocida como la mente humana. Wetware es una abstracción de dos partes de un humano vistas desde los conceptos informáticos del hardware y el software".
"Lo que hacemos es intentar usar tecnología de una manera personal para que nuestros cuerpos sean mejores", precisa Lepht, y agrega que "el transhumanismo es básicamente la filosofía de que podemos y debemos mejorar la calidad de vida usando la tecnología".
El filósofo británico Max More fue quien articuló los principios de este movimiento intelectual, que cuenta con partidarios y detractores en todo el mundo.
Según Lepht, existe un grupo de biohackers o grinders —transhumanistas prácticos— que somete sus cuerpos a experimentos para apurar el paso de esa ciencia y tecnología.
"No hay otra manera fácil de lograrlo que no sea sentarse a esperar que alguien que tenga un laboratorio de investigación y respaldo corporativo lo haga", destaca la bloguera.
"Mi primer experimento quirúrgico tuvo lugar en 2007. Lo que hice fue comprar un chip digital y un lector por internet, así como unos instrumentos médicos estériles. En esa época tenía una amiga que estaba estudiando medicina y quiso participar. Ella me hizo la incisión y yo inserté el chip", relata Lepth, quien desde entonces se ha estado implantando chips en el cuerpo.
Agrega BBC que algunas de las operaciones fueron para poner imanes en sus dedos y de esta forma adquirir un sentido extra que le permite "sentir" la distancia entre sus manos y los objetos o el calor remoto.
Una de sus últimas 'actualizaciones' fue cambiar uno de los chips. "Quería ver era si podía leer la información de una tarjeta de pago por contacto", acotó la hacker británica.
Pero sin lugar a dudas es muy peligroso lo que hace, pues aunque se asegura que lo que se implanta está hecho con materiales que no producen reacciones adversas en el cuerpo agrega que: "no soy doctora ni cuento con ningún entrenamiento médico".
Lepht considera que no le hace mal a nadie y por el contrario ayuda a explorar nuevas variantes que puedan ser de utilidad a muchos.
"Desde mi punto de vista, esto es algo que yo me hago a mí misma, ejerciendo mi derecho sobre mi propio cuerpo. No estoy proponiendo que nadie más lo haga. Mi sueño es conseguir datos que otros biohackers puedan aprovechar en el futuro para que esto sea de utilidad para la gente", concluye.