El medio Business Insider nos ofrece un mapa interactivo de los cables interoceánicos tanto activos como planeados y sus estaciones de llegada.
Estos cables permanecen inmóviles sobre el fondo marino y desempeñan la gran misión de comunicar todo nuestro planeta: las llamadas telefónicas, los mensajes instantáneos y el funcionamiento de Internet corren por ellos a una velocidad superior a la que nos proporciona la red de satélites.
El primer cable telegráfico transatlántico fue desplegado en 1866 y unió Irlanda con la Isla de Terranova, en Canadá. Los primeros cables eran hechos de pares de cobre y recubiertos de gutapercha, pero la aplicación de la fibra óptica en la producción de los cables de telecomunicación revolucionó todo el proceso.
En la actualidad la red de la telecomunicación submarina cuenta con al menos un millón de kilómetros de cables, a través de los cuales están interconectados todos los continentes y prácticamente todas las islas del mundo.
Sin embargo, en caso de ruptura, no es una tarea sencilla arreglar el cable dañado a las profundidades que pueden alcanzar miles de metros. Entre los 'enemigos' más comunes de los cables están los accidentes medioambientales —como los terremotos—, también los barcos y… tiburones.
Estos últimos son atraídos por los campos magnéticos generados por los cables y se ponen a morderlos, provocando averías. Por lo tanto, las grandes empresas como Google instalan algún tipo de blindaje anti tiburones, un alambre que ayuda a prevenir las mordeduras de los predadores oceánicos.
