Autoridades rusas calificaron hoy de exitosa la primera etapa del programa nacional para el desarrollo de supercomputadoras.
Arkadi Dvorkóvich, asesor del jefe del Estado ruso en materia económica, afirmó hoy que “la primera fase se implementó con éxito” después de que la Comisión para modernización y desarrollo tecnológico, anexa al presidente de Rusia, tomara bajo su amparo el respectivo proyecto.
Constató “la creciente oferta” de supercomputadoras en Rusia, en particular, gracias a “buenos programadores que crean un buen producto mediante la integración”, paralelamente a “un sustancial incremento de la demanda de tales cómputos, en primer lugar, por parte de nuestras empresas de construcciones aeronáuticas y de energía nuclear”.
“Las supercomputadoras tienen demanda, hacen falta a nuestra industria, no son simples juguetes”, señaló.
El Centro Federal Nuclear de Rusia, situado en la ciudad de Sarov y escogido como base para innovaciones en esta materia, fabricó el pasado año 21 supercomputadoras compactas para simulación matemática y diseño de complejos sistemas de energía nuclear, industria aeronáutica y automotriz. Son equipos cuyas dimensiones no superan las de un mueble mediano (60 por 70 por 90 centímetros) pero que son capaces de procesar los datos a una velocidad de 1,1 teraflops (1012 operaciones de punto flotante por segundo).
Según los datos de noviembre pasado, Rusia está representada por 11 equipos en el ranking de las 500 supercomputadoras más veloces del mundo. La mejor supercomputadora rusa, Lomonosov, se encuentra en la Universidad Estatal de Moscú y ocupa la 17ª posición en el ranking. Su máximo resultado es de 414,4 teraflops.
La supercomputadora más rápida del planeta es la china Tianhe-1A que opera a 4,7 petaflops (1015 operaciones de punto flotante por segundo).
