En particular, en septiembre, en vísperas de las elecciones, los estadounidenses compraron un total de 1,6 millones de armas, un 61% más en comparación con septiembre de 2019. Además, las ventas crecieron un 50% solo en los últimos siete meses. Pero ¿a qué se debe este fenómeno?
Asimismo, hubo quienes optaron por adquirir armas de fuego, ya que sintieron una creciente división social fruto de la oleada de protestas que estremeció el país tras el violento asesinato del afroestadounidense George Floyd por un agente de la Policía. Las protestas derivaron en actos de vandalismo —como saqueos o derribos de estatuas de esclavistas— y enfrentamientos violentos entre la Policía, los simpatizantes del movimiento Black Lives Matter y los activistas de derecha.
El vicepresidente de la Asociación Nacional Afroamericana de Armas, Douglas Jefferson, declaró a The New York Times que "el año 2020 ha sido nada más que un largo anuncio publicitario de por qué alguien puede querer comprar un arma de fuego para defenderse".
"Es un año como ningún otro. Es inigualable. He dejado de usar la palabra sin precedentes. Va perdiendo su poder", declaró, a su vez, Mark Oliva, de la Fundación Nacional de Tiro Deportivo (NSSF, por sus siglas en inglés), en una entrevista con CNN Business.
Entre las categorías de compradores que mostraron el mayor crecimiento en comparación con septiembre de 2019, figuran los afroamericanos (58%) y las mujeres (40%).
En cuanto a la Administración Trump, en marzo de 2020 agregó a los fabricantes y distribuidores de armas en una lista de "negocios esenciales" del país, algo que significa que tienen derecho a permanecer abiertos durante la pandemia. Esta decisión generó la indignación de los activistas por el control de armas.