"Se han perfilado tendencias como el uso del segmento sumergido de internet para la venta de drogas y el surgimiento de un nuevo contingente de consumo. En la situación del confinamiento y otras medidas restrictivas que toman los Estados, muchos padres se vieron ante la cruel realidad del consumo de estupefacientes por sus hijos y la necesidad de recurrir a la ayuda médica o psicológica", dijo al intervenir en formato de vídeo en una conferencia sobre la lucha contra el narcotráfico y la fuga de precursores químicos celebrada en Viena.
El estado depresivo que el aislamiento provoca en los adolescentes puede incitarlos a experimentar con las drogas, mientras la caída de la economía, la pérdida del trabajo por parte de los padres y otras consecuencias negativas del COVID-19, les ponen ante la posibilidad de verse atraídos al criminal negocio del narcotráfico, afirmó el diplomático.
En esta situación se debe intensificar la labor preventiva a través de redes sociales y otras tecnologías modernas, subrayó.