El experimento estaba destinado a encontrar formas de mejorar el pago de las facturas de los servicios de agua y alcantarillado en Nairobi, ya que la Compañía de Agua y Alcantarillado (NCWSC) atraviesa una crisis fiscal. Para descubrirlo, los investigadores (dos de los cuatro pertenecientes al Banco Mundial) cortaron el suministro de agua potable a algunos pobladores por aproximadamente nueve meses. A otros, que funcionaron como grupo de control, les avisaron cada vez que cortaron el suministro.
Aidan Coville y Susumu Yoshida del BM, Sebastian Galiani de la Universidad de Maryland y Paul J. Gertler de la Universidad de California (EEUU), concluyeron que "las estrictas desconexiones [a los servicios] aumentan significativamente tanto la probabilidad de que los clientes hicieran un pago, como la cantidad total pagada (...) y la posición financiera de la empresa de servicios públicos sin incurrir en posibles costos políticos".
Los economistas también encontraron que para contrarrestar el aumento de las tarifas, los propietarios incrementan sus ingresos alquilando espacio adicional en sus recintos, o aumentando marginalmente los alquileres de los inquilinos.
En otras palabras, los economistas hallaron que, pese a encontrarse en una situación de precariedad habitacional, los pobladores pagarían para que no les cortaran un servicio esencial, y aumentarían sus ingresos mediante el hacinamiento.
La investigación, titulada "Enforcing Payment for Water & Sanitization Services in Nairobi's Slums" (Ejecución del pago de los servicios de agua y saneamiento en los barrios marginales de Nairobi) se publicó a mediados de julio en Social Science Research Network. Fue encargada por la Oficina Nacional de Investigación Económica —NBER, por sus siglas en inglés—, una organización estadounidense privada de investigación.