Según el médico, hay dos tipos de luz solar que pueden dañar la piel. Los rayos UVA son más peligrosos y agresivos y provocan daños a nivel de ADN. Ellos son los que contribuyen a la aparición de formaciones malignas. A su vez, el tipo UVB provoca quemaduras solares. Sin embargo, las segundas son capaces de causar las primeras.
El médico subrayó que las causas del cáncer de piel más peligroso, el melanoma, aparecen ya en la infancia. Por eso es importante asegurarse de que el niño está protegido del sol.
Los pequeños reciben dosis más altas de radiación UV debido a la relación entre la superficie de su piel y el peso corporal. Los protectores solares infantiles deben tener una textura más densa, y su tarea es permanecer en la piel el mayor tiempo posible.
"Cinco quemaduras de sol en la infancia aumentan el riesgo de melanoma en un 80%", explicó el doctor.
Komarovski recomendó aplicar protector solar entre 10 y 15 minutos antes de salir y volver a hacerlo cada cuatro horas en la ciudad y, en el campo, cada dos.