"Nada de productos prohibidos. Sería raro servir la carne de bisonte, jirafa o cocodrilo, aunque en Rusia hay granjas de cocodrilos y avestruces. Todo es muy tradicional siempre y, en general, conservador, pero en un sentido moderno. Es una especie de alta cocina, con porciones pequeñas en un plato grande", dijo Bujárov.
El Servicio de Protocolo, según él, acostumbra a debatir los detalles con Kremelevski o con un restaurante implicado.
Si hay musulmanes o judíos entre los comensales, no se sirve la carne de cerdo.
Los platos propios de las altas recepciones del período soviético, como lechones y esturiones en gelatina, se han quedado en el pasado, según Bujárov.
"Todo cambia en el mundo y hay ciertos estándares. Nosotros, por ejemplo, hemos ido a estudiar cómo cocina el chef del presidente de Francia", mencionó.