Como cualquier otro individuo comprometido con la lucha contra la desigualdad, Laurene Powell Jobs critica a los inquilinos ricos de la Casa Blanca.
"No es correcto que los individuos acumulen una ingente cantidad de riqueza que equivalga a la de millones y millones de otras personas juntas. No hay nada justo en ello", aseveró.
Powell Jobs heredó toda su fortuna de su esposo, quien, explica, no se preocupaba de mantenerla toda en sus manos. Tras su muerte, su esposa siguió donando sus recursos financieros a varias obras benéficas.
"Estoy haciéndolo en honor a su trabajo, y he dedicado mi vida a hacerlo lo mejor posible para distribuir su fortuna eficazmente, de forma que mejore la calidad de vida de las personas y de las comunidades de manera sostenible. No estoy interesada en heredar lujosos inmuebles, y mis hijos lo saben. A Steve eso no le interesaba. Si vivo una vida lo suficientemente larga, mi fortuna terminará conmigo", prosiguió.
En 2004, Powell Jobs fundó la empresa benéfica Emerson Collective. Desde ella apoya a empresarios sociales y a organizaciones que trabajan en reformar la educación y la inmigración, y que se especializan en la justicia social, los medios de comunicación y el periodismo. No obstante, a diferencia de otros multimillonarios de Silicon Valley, Powell Jobs no se ha sumado a la campaña filantrópica La Promesa de dar. La iniciativa fue lanzada por el inversor estadounidense Warren Buffett y el matrimonio formado por Bill y Melinda Gates, y prevé que sus participantes donen la mayor parte de sus riquezas a la filantropía.
Actualmente, la viuda de Steve Jobs acumula una fortuna de 23.800 millones de dólares y es la 38 persona más rica del mundo, según la lista elaborada por la agencia de Bloomberg.