Como ocurrió en otras partes del mundo en un año récord en inundaciones, el agua no avisó y arrasó; no hay nada que pueda pararlo. Se metió por debajo de las puertas y media hora después llegaba hasta la cintura. Destruyó a su paso artefactos eléctricos, vehículos, muebles.
María Emilia Guantay había dejado a sus dos hijos menores a cargo de una vecina, quien fue madre recientemente, y estaba con su hija mayor en una reunión cuando la llamaron para avisarle que se estaba empezando a inundar el barrio.
"El agua subió de repente a eso de las 10:30 de la noche. Cuando llegamos ya nos llegaba a la rodilla. Ella [por su vecina] no quería salir porque no quería dejar la casa sola pero el agua le estaba por llegar al bebé que estaba sobre la cama. Levantamos lo poco que pudimos y nos fuimos con los nenes y cuando la volvieron a buscar ya había más de un metro de agua", contó María Emilia a Sputnik.
La familia Guantay vive a dos cuadras del Arroyo Morales, que fue el más afectado por la crecida súbita, en el Barrio Nicole, localidad de Virrey del Pino, distrito de La Matanza, 35 kilómetros al sudoeste de la capital argentina, en los bordes de la mancha urbana del Gran Buenos Aires.
Las precipitaciones de más de 250 mililitros y la sudestada que hizo que creciera casi 1,5 metros el nivel de los ríos no permitieron que drenara el curso de agua en su sentido natural. Rápidamente las ramificaciones del río Matanza-Riachuelo se anegaron en el lapso de una hora, la noche del 12 de octubre.
Los evacuados y los que se quedaron
Barrios pobres, donde no hay asfalto ni servicios públicos salvo una precaria instalación eléctrica, fueron los más perjudicados, por encontrarse a un costado del curso de agua. Se calcula que solo en La Matanza hubo alrededor de 5.000 evacuados y asistidas por el Ejército, Defensa Civil municipal y Bomberos Voluntarios.
Si bien el nivel del agua comenzó a bajar a los tres días, aproximadamente 250 personas seguían sin poder acceder a sus viviendas una semana después del inicio de la inundación, y los trabajos de asistencia y provisión de alimentos y bebidas, productos de higiene, abrigo y colchones continuaban hasta el 23 de octubre inclusive, en manos de la Municipalidad de La Matanza, con apoyo de otras entidades como iglesias, clubes y organizaciones no gubernamentales.
"El primer día cruzamos con los gomones [lanchas inflables] porque el agua estaba alta todavía y les llevamos comida y velas, porque tampoco había luz. Por más que el agua haya bajado, se les siguió llevando alimento y bebida porque perdieron heladeras y el agua está contaminada", contó a Sputnik Beatriz Orihuela Núñez, referente del equipo interdisciplinario municipal.
Beatriz explicó que, además de llevar las raciones a los lugares donde se quedaban las personas desplazadas, debían alcanzarles también a las zonas inundadas ya que muchos vecinos se quedaban en las casas para custodiar, como hicieron el marido y el hijo mayor de María Elena, quienes se refugiaron en una de las únicas viviendas con planta alta de la cuadra.
Sumando las porciones que proveía el Ejército con las que cocinaba los militantes y empleados del municipio por su cuenta, en el predio que cedió temporalmente el Centro de Industriales Panaderos Unidos, más las viandas precocidas que recibían, calculan que se llegaron a entregar más de 30.000 raciones por día en los todos los barrios afectados.
¿Por qué La Matanza es clave?
La Matanza es el segundo distrito más poblado del país después de la capital nacional y el más extenso y multitudinario de la provincia de Buenos Aires. Con una superficie de 325 kilómetros cuadrados y casi 2 millones de habitantes, es poco más grande que la isla de Malta pero con cuatro veces más personas y una densidad tres veces mayor que la del Vaticano.
Hasta ahora, la gobernadora de Buenos Aires es María Eugenia Vidal, de Cambiemos, el mismo partido del presidente Mauricio Macri, circunstancia que va a cambiar en estas elecciones, pues todas las encuestas indican que ganará la fórmula Kiciloff-Macario, que apoyan a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner a nivel nacional.
Por eso, La Matanza y sus sufrimientos están en el centro de la escena política. Magario y sus funcionarios criticaron el escaso apoyo del actual gobierno provincial así como del nacional asegurando que el 90% de los gastos los está llevando adelante el Municipio y responsabilizaron al Estado nacional de no realizar las obras de infraestructura necesarias para evitar los desbordes fluviales.
Como respuesta, desde la provincia y la Nación aseguraron que ofrecieron el apoyo correspondiente tanto en La Matanza como en otros distritos afectados y culparon a la ausencia de pedidos de obras por parte de las propias intendencias en lugar de a una carencia de fondos públicos.