Cuando era apenas una nena de ocho años, como por la mitad de la década de 1990, la actual portera de la selección femenina de hockey se plegó al gusto de su hermano y lo siguió hasta que logró subirse a unos patines. Empezó a jugar hockey sobre ruedas.
"El hockey sobre hielo me llamaba la atención, pero era mucho más caro que el hockey sobre ruedas y casi no había mujeres", explicó la joven.
La veta deportista se había encendido en ella y la llevó a defender a México en varios mundiales de hockey sobre ruedas. Cuando surgió el primer intento de armar un equipo de mujeres de hockey sobre hielo —por el año 2001— Mónica formó parte.
Ese grupo se deshizo por falta de jugadoras. Tuvo que pasar una década para que el proyecto se concretara y lo hizo con fuerza. Desde entonces, la selección mayor ha ganado competitividad en las instancias internacionales hasta ascender a la división 2A, en la que jugó el mundial en abril de este año, en Escocia.
De las ruedas al hielo
Los primeros cuatro equipos femeninos que promovió la Federación Mexicana de Hockey sobre Hielo se formaron con deportistas de otras disciplinas.
"A no ser por las patinadoras de artístico que más o menos controlaban los patines, el resto de las jugadoras entrábamos al hielo y no sabíamos cómo hacer", explicó Rentería a Sputnik.
"Como portera, en hockey sobre ruedas, te tiras y ahí quedas. En hielo he aprendido que con un solo empujón te puedes mover rapidísimo, todo el tiempo, pegada al piso", dijo.
"Las porterías son más altas y fue necesario adaptarme a estar un poco más derecha y poder atrapar los tiros que venían arriba. Fue crecer al lado de muchas jugadores de México, juntas", explicó.
Un proceso colectivo
Con 31 años, Rentería recuerda con cariño cómo el primer equipo femenino de hockey sobre hielo de México estaba formado por jugadoras de un rango amplísimo de edades, que iba desde niñitas de 10 años a mujeres de más de 40. Un abanico que unía a quienes apenas descubrían de qué se trataba el juego con otras que ya eran madres, pero que en algún momento de su vida habían jugado al hockey y todavía querían hacerlo.
Después de ganar en 2014 la ronda clasificatoria para el mundial de la división 2B (la más baja) —en la que jugaron tres años— ascendieron al ganar la medalla de oro en el mundial de Islandia, en marzo de 2017.
"Cuando ganamos el clasificatorio, la Conade (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) empezó a voltearnos a ver y tuvimos su apoyo durante tres años. Pero lo cortaron antes del mundial de Islandia, nosotros lo tuvimos que pagar con apoyo de los papás, haciendo rifas y otra parte, la cubrió la federación internacional", explicó.
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Son el primer equipo mexicano, de hombres o mujeres, en ascender a la división 2A, donde juegan actualmente. En ella, tuvieron un mal paso en su primer mundial en 2018 en Eslovaquia y terminaron últimas, pero en el de Escocia de abril de este año, quedaron en cuarto puesto.
Dijo que no tuvieron el recambio suficiente ante la lesión de algunas jugadoras, porque la selección sigue siendo magra, con 18 mujeres. Eso les complicó el último partido, donde peleaban el oro, pero acabaron en el cuarto puesto.
Hockey en femenino
Además de su trabajo como 'coach' de porteros, también trabaja con la selección Sub 18 femenina. Rentería contó cómo en el mundial de Escocia le tocó compartir equipo con alguna de estas jovencitas, que hicieron sus primeras experiencias internacionales con la selección mayor.
"Una me decía 'Es que me da miedo de entrar' y yo le dije: 'Si te equivocas, no pasa nada, ahí estamos otras jugadoras atrás de ti para apoyarte'. Solo hay que entrar y disfrutarlo", relató la portera.
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Para ella, esa es la clave que trata de inculcar en las niñas que llegan a las prácticas, que se han multiplicado ante el avance y la visibilidad que ha ganado la selección mayor en un plazo corto.
"Si algo me gusta de jugar hockey es que me divierto y siempre me río. Tú me verás que sonrío en los partidos, hasta en los más serios. Es lo que más me gusta hacer y trato de transmitírselo a las niñas en los entrenamientos. Están aprendiendo y la forma de aprender es equivocándose. Cometiendo errores para aprender de ellos y mejorar. Y no pasa nada", confesó.
Para la joven deportista, la principal diferencia entre las selecciones de hombres y de mujeres está en los vínculos que se forman en el equipo.
"En la selección femenina somos una familia, estamos para apoyarnos siempre. Y la fortaleza está en poder transmitirles a las niñas que se puede ser parte de ella, que está creciendo", dijo.
Pero además, señaló otra diferencia no menor, en cuanto al carácter.
"Tal vez el hombre sea más fuerte, puede que sea más rápido pero nosotras somos mucho más aguerridas. Cuando una mujer quiere algo, hace todo para lograrlo y eso es lo que reflejamos al final", concluyó.