En entrevista con Notimex, Ávila recordó sus inicios en la escalada, sus sueños, sacrificios, metas, fracasos y el cambio en su vida al ascender a las cumbres más elevadas del planeta, como Yosemite, las Rocallosas, los Alpes, los Andes y la madre de las montañas, el Everest.
La montañista mexicana acaba de cumplir 20 años de su hazaña, de pisar el cielo, de estar sobre las nubes, de ver al mundo a sus pies a una altura de ocho mil 848 metros sobre el nivel del mar, de observar un paisaje único, de permanecer en la cumbre más alta del planeta.
"De esa experiencia tengo una imagen más diferida, de los pasos, de lo que hubo atrás para llegar hasta ahí. De los sacrificios, ahorita se dice fácil, podemos ver las fotos y las filmaciones, pero fue complicado", evocó.
Cómo una película pasa por su memoria su hecho heroico, de dejar huellas con sus pesadas botas y ropa invernal la cumbre del Everest, acompañada de Carlos Carsolio, su exesposo y considerado el mejor montañista mexicano de la historia.
"Carlos y yo hacíamos el campamento, la mayoría con polacos, no llevábamos sherpas y todo lo armamos nosotros. En mi primer intento, 10 años antes de llegar a la cumbre del Everest, me quedé a 98 metros porque sufrí un edema cerebral", indicó.
"Por la falta de oxigenación en el cerebro empecé a perder movilidad en los dedos, ya no pensaba bien, tenía los labios amoratados y allá arriba no hay quien te pueda salvar, lo tienes que hacer por ti misma. Estábamos sólo Carlos y yo", detalló con angustia.
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La tecnología hace 20 años tenía límites. La única forma de comunicarse al campamento base de Carsolio fue por walkie talkie y le contestaron que la tenía que inyectar, "los montañistas debemos tener conocimientos básicos de medicina, por lo que cargamos un botiquín básico".
La tragedia marcó su primer intento, al fallecer cinco de sus compañeros en la expedición, por lo que tardó 10 años en recuperarse, en intentarlo de nuevo y lograrlo.
Sería hasta 1999 que Elsa Ávila escribió con letras de oro su nombre en la historia del montañismo mundial, al convertirse en la primera mujer de América Latina en conquistar la cima del Everest, símbolo y reto de los alpinistas.
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"Es el significado de atender el llamado de la montaña, fueron 20 años de trayectoria. Lo importante es aprender y regresar contenta por tener esa oportunidad de pisar esa cumbre, de estar en esa belleza del universo y regresar con mis hijos Karina y Santiago, que eran pequeños, y fue una gran motivación para regresar entera", enfatizó.
La conquista del Himalaya fue para la entrevistada la consecuencia de una vida dedicada al alpinismo, "empecé con escaladas en roca, lo mejor lo hice con Carlos Carsolio. Desde que puse las manos en la roca dije: 'esto es lo mío, abrir el camino, llegar a la cumbre que el regalo, del paisaje, me lo merezco'".
Después de estos años, surge la reflexión: "escalar el Everest no es lo más complicado, no es lo último como alpinista, el verdadero montañista busca cumbres. Cumplí mi sueño por mi preparación constante. Actualmente me preparo por salud y vivir bien".