El enorme reptil de más de cinco metros de largo se llevó a su víctima al agua y la devoró.
Los trabajadores horrorizados se apresuraron a llamar a los servicios de emergencia para sacar el cuerpo del agua.
Los rescatistas retiraron el cadáver desfigurado y se llevaron al cocodrilo al hospital veterinario para que los médicos estudiaran su estómago.
Los medios locales precisan que el animal ya había mostrado comportamiento agresivo antes. Había matado a otro réptil que habitaba en el mismo recinto. No obstante, nunca había dañado a ninguna persona.
Deasy Tuwo era la investigadora principal del laboratorio. Por el momento no hay pistas sobre el paradero del propietario de la institución.
La Policía local trató ponerse en contacto con él, pero no logró localizarlo. Las autoridades ni siquiera saben su nombre. Solamente se informa que se trata de un empresario japonés.
Los organismos encargados de investigar el caso aún no confirmaron si el propietario tenía permiso para tener cocodrilos en su recinto. En caso de no estar habilitado, las autoridades tendrán motivos para detenerlo.
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