"Uno, dos, tres y cuatro y empieza otra vez… que la quinta es la una, y la sexta es la dos… y así el siete es tres".
Miles de personas se congregan en esa plaza para aguardar las campanadas del reloj de la antigua casa de Correos de la capital española, y otros millones la siguen en directo por televisión.
Junto con cada campanada, la usanza es comer una uva. Entre un sonido y otro, hay apenas tres segundos, por lo que masticar y tragar las doce frutas no es una empresa fácil, aunque lo parezca: muchos novatos quedan con la boca llena y pierden la cuenta. Además, por cada toque, se debe pedir un deseo. Muchas cosas en poco tiempo, ¿no?
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Pero, ¿cómo surgió este ritual? Como muchas prácticas nacidas hace más de un siglo, el origen se vuelve difuso. Según una versión bastante extendida, se trató de una hábil estrategia de mercadotecnia de los productores vitícolas del sureste de España, que en el año 1909 se enfrentaron a un exceso en la producción.
Así, supuestamente, estimularon el acto de las uvas de Año Nuevo como un modo de incentivar el consumo de la fruta. Sin embargo, por más atractiva que parezca esta idea, es poco probable que las cosas se hayan dado de ese modo.
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Al parecer, estaba la costumbre en los sectores pudientes de consumir uvas junto a la champaña, un hábito importado de Francia o Alemania. De hecho, hay testimonios en la prensa que dan cuenta de las 12 uvas junto a las campanadas bastante antes de 1909, el año en el que presuntamente comenzó la costumbre.
Las clases más populares comenzaron a congregarse en la Puerta del Sol a imitar las costumbres de la burguesía. Luego, se extendió por toda España y América Latina.
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Pero no es la única costumbre de Año Nuevo en América Latina. Las personas más supersticiosas tienen usanzas que varían de acuerdo al país. En aquellos sitios donde hubo más inmigración italiana, la gente suele comer lentejas, símbolo de riqueza y prosperidad para el año que vendrá. Otros eligen colores de ropa interior especiales (amarillo, rojo o rosa) para darle la bienvenida al año y traer suerte, fortuna o amor.
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