Los estudiosos británicos cuestionan el dogma principal de Marx y Engels

CC BY 2.0 / freakyman / Marx y EngelsMonumento a Karl Marx y Friedrich Engels
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Los proletarios modernos no tienden a formar grandes grupos y a defender sus intereses juntos, lo que contradice la percepción actual de la tesis esencial del comunismo.

"Hoy en día mucha gente cree que todas las personas oprimidas y desfavorecidas pueden formar una clase propia: el precariado. Acabamos de probar que esto no es correcto, pese a lo semejante que sean sus problemas materiales y el descontento por el trabajo", comentó Constantíne Manólchev de la Universidad de Exeter (Reino Unido).

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El científico explicó que por muy semejantes que sean sus problemas, esta gente no tiene una solidaridad clasista que se refleje en sus intereses y en su manera de actuar.

Los expertos en economía, sociología y cuestiones de evolución llevan tiempo debatiendo sobre qué es lo que provoca reunirse y formar sociedades o, al contrario, optar por la individualidad.

Según la teoría común, el comunismo se ve estimulado por la falta de recursos. El equipo de Manólchev pone a prueba la percepción contemporánea de la tesis de Marx y Engels.

Se trata del dogma sobre la existencia de la lucha de clases y la teoría de que la sociedad suele dividirse en grupos opuestos.

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Muchos economistas y sociólogos coinciden en que actualmente los lumpemproletarios y proletarios se han transformado en la clase unida del precariado. Son las personas sin educación ni trabajo fijo y estudiantes, es decir, la gente que no tiene garantías sociales y cuyo futuro es incierto.

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Según esta idea, la gente con limitaciones económicas y de seguridad social es más vulnerable.

Para poner a prueba este mecanismo social, Manólchev y sus colegas estudiaron los casos de alrededor de 80 trabajadores británicos, incluidos los migrantes, que se dedicaban al trabajo temporal.

Al estudiar los datos de los entrevistados, los investigadores de la Universidad de Exeter no hallaron muchas ideas comunes, así que, el llamado precariado resultó ser un grupo muy heterogéneo.  

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Los voluntarios tampoco se mostraron dispuestos a unirse a las corrientes radicales, lo que está en contradicción con lo que suelen afirmar los políticos europeos y los partidarios del Partido Demócrata estadounidense.

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Entre los entrevistados, había tanto personas de izquierdas como de derechas, y la mayoría se mostró apolítica.

Les interesaban tareas concretas cotidianas, así como la compra del auto, pago de facturas, perspectivas de carrera, y no la lucha por las ideas tradicionales o progresistas, según muestra el estudio.

Todo esto permitió concluir que un precariado unido todavía no existe, dado que sus posibles integrantes tienen opiniones diversas. A este respecto, sería prematuro afirmar que las recientes tensiones políticas sean una consecuencia de la así llamada 'rebelión del precariado'.

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