Su película se enfoca en el tema de los prostíbulos con robots y en la industria de citas. En particular, Mehiel buscaba indagar a cuántas personas les gustaría tener sexo con la robot sexual Harmony.
Mehiel primero pidió permiso a Matt McMullen —el creador de Harmony— para registrarla en Tinder. Luego publicó varias fotos de la muñeca: una en la que se parece mucho a una mujer de verdad y otra en la que reveló su cerebro computarizado, informa el tabloide británico Daily Star.
Según Mehiel, la descripción bajo la foto rezaba: "Hola. Soy una robot anatómicamente correcta y sexualmente competente con la más avanzada inteligencia artificial. Estoy en Tinder para encontrar a chicos interesados en mí".
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Los resultados del experimento revelaron que Harmony consiguió 92 'matches', es decir 92 usuarios querían continuar hablando con ella.
Posteriormente Mehiel envió mensajes a 57 usuarios de la aplicación y les preguntó si querían tener sexo con una robot. 25 personas contestaron que no, 17 dijeron que sí y 15 respondieron que posiblemente.