Todo su cuerpo está tatuado, tiene varios 'piercings' y otras extrañas modificaciones con las que busca parecerse a un esqueleto viviente, una imagen que le ha servido para protagonizar varias portadas internacionales.

Kalaca comenzó su transformación a los 12 años cuando murió su madre y según explicó a los medios, no lo hizo antes para evitarle molestias.
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Para lograrlo se quitó la nariz y las orejas, se hizo implantes en los pómulos y en la parte superior de la cara para pronunciarlos. También se tatuó los ojos por fuera y por dentro con pigmentación ocular y la lengua, que dividió en dos transformándola en bífida.


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