El proyecto de ley presentado podría, además, desterrar los restos de otros líderes fascistas europeos que fueron sepultados en suelo español.
De ser aprobada, esta medida afectaría a los países de la antigua Yugoslavia. Después que la Segunda Guerra Mundial terminase en derrota para las Potencias del Eje, fueron muchos los líderes y colaboracionistas nazis que encontraron refugio en la España franquista.
Entre ellos se encontraba el dictador croata Ante Pavelic, quien entre 1941 y 1945 lideró el llamado Estado Independiente de Croacia, un fiel aliado de la Alemania nazi que se destacó en es época esencialmente por el genocidio de la población serbia. Al acabar la guerra huyó a Austria, donde permaneció algunos meses y más tarde se trasladó a Roma, donde la Iglesia católica lo ocultó a pesar de su condición de criminal de guerra. Finamente encontró refugio primero en Argentina y después en la España franquista. Hoy en día está enterrado en el cementerio madrileño de San Isidro.
Otro criminal nazi que encontró cobijo en España fue Vjekoslav Luburic. Apodado Maks el Carnicero, este individuo dirigió el campo de concentración de Jasenovac, donde encontraron la muerte entre 500.000 y 700.000 serbios, judíos y gitanos. En su nueva vida en la España franquista recibió el nombre falso de Vicente Pérez García.
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Bajo el amparo de Franco, Luburic dirigió una imprenta encargada de difundir propaganda anticomunista en Yugoslavia y hacer llamamientos a un alzamiento de los croatas. Fue asesinado en su casa de Carcagente (en Valencia) el 20 de abril de 1969 por Ilija Stanic, un agente de los servicios secretos yugoslavos que se había infiltrado como su empleado. Stanic logró evadirse a la Yugoslavia de Tito, donde fue recibido como un héroe nacional.
Ambos líderes fascistas nacieron en el territorio de la actual Bosnia Herzegovina, así que, de aprobarse el proyecto de ley de Sánchez, sus cuerpos serían repatriados a ese país. De esta manera, queriendo poner un punto final al legado franquista, las autoridades españolas podrían abrir viejas heridas en los Balcanes.
"Normalmente estas cuestiones se resuelven por canales diplomáticos. España tendrá que solicitar oficialmente el consentimiento del Ministerio de Exteriores de Bosnia Herzegovina. Y yo tengo mis dudas que el ministro Ígor Crnodak, serbio de nacionalidad, dé su autorización", comentó a Sputnik el politólogo Aleksandar Vranјes, de la República Srpska.
"Es por eso que yo mantengo la esperanza de que ante la posible propuesta de España de recoger los restos de un dictador nazi y su 'carnicero', Sarajevo responda con un silencio", concluyó el politólogo.
