Desde lo lejos, el golpe del bombo hacía pensar que se trataba de otro acto político o piquete más de los tantos que vive el centro porteño cada semana. Pero al acercarse en seguida se veía sobresalir a la distancia el baile de los gigantes: cerca de 10 jóvenes parados sobre zancos y vestidos de colores que seguían el ritmo de la murga, la música del carnaval del Río de la Plata.
De la estridencia de las trompetas y trombones a la delicadeza de un violín, del canto poderoso de un dúo de tenores líricos del tradicional Teatro Colón a las rimas venenosas de un rapero del subte, el escenario era la calle y su expresión quería ser oída a toda costa.
Bajo las consignas "El arte no es delito" y "La música no es ruido", varias agrupaciones, organizaciones y compañías de músicos, actores, payasos, malabaristas, bailarines y titiriteros, artistas callejeros e independientes, se acercaron por segundo martes consecutivo al edificio donde se redactan las leyes de la capital para alzar la voz y tratar de evitar una norma que, dicen, pretende reprimirlos.
"Estamos acá porque quieren votar una ley que le permite a la Policía accionar directamente sobre los artistas que trabajan en la vía pública con solo una denuncia anónima por 'ruidos molestos', incluso está especificado confiscar instrumentos a los músicos y agravar las penas", dijo a Sputnik Alfredo Sampedro, miembro de la agrupación Músicos Organizados, lista opositora a la actual dirección del Sindicato Argentino de Músicos (Sadem).
La Ley 1664-J-18, presentada por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y otros tres miembros del Poder Ejecutivo de la ciudad, tendría como objetivo eliminar el posible hostigamiento de limpiavidrios y cuidacoches, no quitarles libertad a los artistas, dijeron fuentes oficiales luego de la protesta de la semana pasada.
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El debate parlamentario, que se hubiera dado el 12 de julio, fue pospuesto por el momento, según anunció ante el público presente una de las representantes de Músicos Organizados cerca del mediodía del 10 de julio. La protesta que fue fiesta continuó de todas formas hasta el fin del horario de oficinas.
